27 de junio del 2009
Pesca y siesta.
Por: Hector Hall.

 

Con el grupo alistado con los tradicionales equipos para la pesca de pejerrey a las ocho partimos de la amarra donde descansa la Pati hacia el río, el cual presentaba buenas condiciones de navegabilidad para poder realizar las diez millas que nos separan de la costa para llegar a los pesqueros más rendidores.

Después de una hora de navegación nos encontrábamos en el lugar elegido para comenzar la gareteada.

 Pronto los pescadores realizaron los primeros lances, con aparejos de boyas de distintos tamaños y colores, con trampas y sin ellas, con las brazoladas a no más de quince centímetros. De a poco los pejes fuero deleitándonos con sus piruetas y corridas en las líneas, en las cuales algunas fueron capturas y otras yerros.

 Los tamaños de las piezas fueron diversos, salieron algunos matungos, otros durmieron, todo en un marco de distensión y alegría

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