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02 de Agosto del
2008 Debo confesar. Por: Miguel Martinez. |
Debo confesar que a pesar de llevar muchos años pescando en diversos ámbitos (laguna, arroyo, ríos, embalses, diques, etc..) NUNCA había pescado embarcado en el Río de la Plata, por lo tanto tenía mucha emoción y curiosidad. El día se presento horrible. Nublado con amenaza constante de lluvia y además algo de frío. Hechas las presentaciones de rigor, nos embarcamos en el tracker de Ricardo, los tres componentes de esta expedición: Carlos, Alberto y yo (Miguel). Enfilamos para el Jockey club, creo que así se llamaba el lugar. Al rato el Capitán de la embarcación nos avisa que llegamos a la cancha de pesca (garete) y suelta los copos (2) para frenar el avance del tracker. Cerca de la costa el viento era moderado. Armamos los equipos -caña 4.10 mts, dos boyas chupetonas y puntero pescador, anzuelo 1 y 1/0- Como carnada mojarra viva -algo chica- que nos suministro Ricardo y prontamente aparejos al agua !!!!!!!!!!!! El pique comenzó algo escaso y los "pejes" remisos a tomar el cebo. Pero al transcurrir los minutos fuimos cobrando pieza tras pieza en forma sostenida, como por oleadas. Los tamaños no eran exageradamente grandes (35/40 cm.) pero con mucha vitalidad, dando pelea al sentirse "pinchado". En determinado momento miro a mi compañero de pesca Alberto y veo que Ricardo le sacaba el anzuelo a las piezas que cobraba y le encarnaba, Solo faltaba que lance por él. Que servicio, pensé !!!!!!!! Al rato me di cuenta que sucedía, Alberto estaba pálido y no podía hacer nada por su cuenta. UN GAUCHAZO RICARDO. Cerca del mediodía, cometí el error más grosero de la jornada. Como ya hacia varias horas estábamos gareteando, nos encontrábamos lejos de la costa. Aproveche un momento que aflojo el pique para comer unos "especiales de milanesa" que llevaba. Madre de Dios !!! Si sumamos frió, viento, milanesa, gaseosa y el movimiento del tracker -estábamos lejos de la costa- se obtiene una descompostura peor que la sufrida por Alberto. Y allí entro a tallar ese tipo tan especial que es RICARDO. Al verme asomado a la borda opuesta en posición cubito dorsal, con la cara violeta por el mareo, se hizo cargo y me ayudo con mi equipo, encarnó, lanzó y pescó por mí. Gracias a sus consejos, me fui reponiendo y al rato no tenia nada, estaba bárbara. Continué pescando con mis amigos y el Capital Ricardo sostenía que el tiempo mejoraría y saldría el sol. Termino de hablar y se abrieron las puertas del cielo...... cayó un diluvio. ja ja ja ja ja La jornada fue pasando sin contratiempos, el capitán es conocedor del río y sumamente responsable. Nunca estuvimos expuestos a ningún peligro. Aproximadamente a las 15,30 hs dimos por finalizada la pesca y enfilamos a la marina, bajo los rayos de un sol esplendido.... crease o no.
Pasamos un día de pesca extraordinario, y estamos dispuestos a reincidir nuevamente antes que se vaya el "peje".
En archivo adjunto les envió algunas fotos que pudimos sacar en dicha jornada.
Un abrazo para todos, y disculpen si me extendí demasiado.
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